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Proverbios 23
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Reina-Valera 1909 con números de Strong
1
CUANDO
te sentares
á comer
con
algún señor,
considera
bien
lo que
estuviere delante
de ti;
2
Y pon
cuchillo
á tu
garganta,
si
tienes
gran apetito.
3
No
codicies
sus
manjares
delicados, porque es pan
engañoso.
4
No
trabajes
por ser rico;
pon coto á tu prudencia.
5
¿Has de poner
tus ojos
en las riquezas, siendo ningunas?
porque hacerse
han alas,
como alas
de águila,
y volarán
al cielo.
6
No
comas
pan
de
hombre de
mal ojo, ni
codicies
sus manjares:
7
Porque
cual es su pensamiento
en su
alma,
tal
es él.
Come
y bebe,
te dirá;
mas su
corazón
no
está contigo.
8
Vomitarás
la parte
que tú comiste,
y perderás
tus suaves
palabras.
9
No
hables
á oídos
del necio;
porque
menospreciará
la prudencia
de tus razones.
10
No
traspases el término antiguo,
ni
entres
en la heredad
de los huérfanos:
11
Porque
el defensor
de ellos es el Fuerte,
el cual
juzgará
la causa
de ellos contra
ti.
12
Aplica
tu corazón
á la enseñanza,
y tus oídos
á las palabras
de sabiduría.
13
No
rehuses la corrección del muchacho:
porque
si lo hirieres
con vara,
no
morirá.
14
Tú lo herirás
con vara,
y librarás
su alma
del infierno.
15
Hijo
mío,
si
tu corazón
fuere sabio,
también
á mí
se me alegrará
el corazón;
16
Mis entrañas
también se alegrarán,
cuando tus labios
hablaren
cosas rectas.
17
No
tenga tu corazón
envidia
de los pecadores,
antes
persevera
en el temor
de Jehová
todo
tiempo:
18
Porque
ciertamente
hay
fin,
y tu esperanza
no
será cortada.
19
Oye
tú, hijo
mío, y sé sabio,
y endereza
tu
corazón
al camino.
20
No
estés
con los bebedores
de vino,
ni con los comedores
de carne:
21
Porque
el bebedor
y el comilón
empobrecerán:
y el sueño
hará vestir
vestidos rotos.
22
Oye
á tu padre,
á aquel que te engendró;
y cuando
tu madre
envejeciere,
no
la menosprecies.
23
Compra
la verdad,
y no
la vendas;
la sabiduría,
la enseñanza,
y la inteligencia.
24
Mucho
se alegrará
el padre
del justo:
y el que engendró
sabio
se gozará
con él.
25
Alégrense
tu padre
y tu madre,
y gócese
la que te engendró.
26
Dame,
hijo
mío, tu corazón,
y miren
tus ojos
por mis caminos.
27
Porque
sima profunda es la ramera,
y pozo
angosto
la extraña.
28
También
ella,
como robador,
acecha,
y multiplica
entre los hombres
los prevaricadores.
29
¿Para quién
será el ay?
¿para quién
el ay?
¿para quién
las rencillas?
¿para quién
las quejas?
¿para quién
las heridas
en balde?
¿para quién
lo amoratado
de los ojos?
30
Para los que se detienen
mucho en
el vino,
para los que van
buscando
la mistura.
31
No
mires
al vino
cuando
rojea,
cuando
resplandece
su color
en el vaso:
éntrase
suavemente;
32
Mas
al fin como serpiente
morderá,
y como basilisco dará dolor:
33
Tus ojos
mirarán
las extrañas,
y tu corazón
hablará
perversidades.
34
Y serás
como el que yace
en medio
de la mar,
ó como el que está
en la punta
de un mastelero.
35
Y dirás
: Hiriéronme, mas no
me dolió;
azotáronme, mas no
lo sentí;
cuando despertare,
aun
lo tornaré
á buscar.
Reina-Valera 1909 con números de Strong. Cortesía de Rubén Gómez. Utilizado con permiso.
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