Reina Valera Gómez 1Acuérdate, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido: Ve y mira nuestro oprobio. 2Nuestra heredad se ha pasado a extraños, nuestras casas a forasteros. 3Huérfanos somos sin padre, nuestras madres son como viudas. 4Nuestra agua bebemos por dinero; nuestra leña compramos por precio. 5Persecución padecemos sobre nuestra cerviz; nos fatigamos, y no hay para nosotros reposo. 6Al egipcio y al asirio extendimos la mano, para saciarnos de pan. 7Nuestros padres pecaron, y han muerto; y nosotros llevamos su castigo. 8Siervos se enseñorearon de nosotros; no hay quien de su mano nos libre. 9Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan a causa de la espada del desierto. 10Nuestra piel se ennegreció como un horno a causa del ardor del hambre. 11Violaron a las mujeres en Sión, a las vírgenes en las ciudades de Judá. 12Príncipes han sido colgados por su mano; no respetaron el rostro de los viejos. 13Llevaron los jóvenes a moler, y los muchachos desfallecieron bajo el peso de la leña. 14Los ancianos cesaron de la puerta, los jóvenes de sus canciones. 15Cesó el gozo de nuestro corazón; nuestra danza se cambió en luto. 16Cayó la corona de nuestra cabeza: ¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos. 17Por esto fue entristecido nuestro corazón, por esto se entenebrecieron nuestros ojos: 18Por el monte de Sión que está asolado; zorras andan por él. 19Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre: Tu trono de generación en generación. 20¿Por qué te olvidarás para siempre de nosotros, y nos dejarás por largos días? 21Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos: Renueva nuestros días como al principio. 22Porque nos has desechado; en gran manera te has airado contra nosotros. |