Biblia Jubileo 2000 1En ti, oh SEÑOR, he esperado; no sea yo avergonzado para siempre; líbrame en tu justicia. 2Inclina a mí tu oído, líbrame presto; seme por roca de fortaleza, por casa fuerte para salvarme. 3Porque tú eres mi roca y mi castillo; y por tu Nombre me guiarás, y me encaminarás. 4Me sacarás de la red que han escondido para mí; porque tú eres mi fortaleza. 5En tu mano encomendaré mi espíritu; tú me rescatarás, oh SEÑOR, Dios de verdad. 6Aborrecí a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en el SEÑOR he esperado. 7Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias; 8y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en anchura. 9Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, que estoy en angustia; se han carcomido de pesar mis ojos, mi alma, y mis entrañas. 10Porque se ha acabado mi vida con dolor, y mis años con suspiro; se ha enflaquecido mi fuerza a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. 11De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos en gran manera, y horror a mis conocidos; los que me ven fuera, huyen de mí. 12He sido olvidado del todo como un muerto; he venido a ser como un vaso perdido. 13Porque he oído afrenta de muchos, cerrado de temores; cuando consultaban juntos contra mí, e ideaban para prenderme el alma. 14Mas yo en ti confié, oh SEÑOR; yo dije: Dios mío eres tú. 15En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores. 16Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia. 17SEÑOR, no sea yo confundido, porque te he invocado; sean confusos los impíos, sean cortados para el Seol. 18Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras, con soberbia y menosprecio. 19¡Cuán grande es tu bien, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! 20Los esconderás en el escondedero de tu rostro de las arrogancias del hombre; los esconderás en el tabernáculo a cubierto de contención de lenguas. 21Bendito el SEÑOR, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fuerte. 22Y decía yo en mi premura: cortado soy de delante de tus ojos; mas tú ciertamente oíste la voz de mis ruegos, cuando a ti clamaba. 23Amad al SEÑOR todos vosotros sus misericordiosos; a los fieles guarda el SEÑOR, y paga abundantemente al que obra con soberbia. 24Esforzaos y esfuércese vuestro corazón todos los que esperáis en el SEÑOR. |