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Reina-Valera 1909 con números de Strong
1
¿COMENZAMOS
otra
vez á alabarnos
á nosotros
mismos? ¿ó
tenemos necesidad,
como
algunos,
de letras
de recomendación
para
vosotros,
ó
de recomendación
de
vosotros?
2
Nuestras
letras
sois
vosotros,
escritas
en
nuestros
corazones,
sabidas
y
leídas
de todos
los hombres;
3
Siendo manifiesto
que
sois
letra
de Cristo
administrada
de
nosotros,
escrita
no
con tinta,
mas
con el Espíritu
del Dios
vivo;
no
en
tablas
de piedra,
sino
en
tablas
de carne
del corazón.
4
Y
tal
confianza
tenemos
por Cristo
para
con Dios:
5
No
que
seamos
suficientes
de
nosotros
mismos para pensar
algo
como
de
nosotros
mismos, sino
que
nuestra
suficiencia
es de
Dios;
6
El cual
asimismo
nos
hizo ministros
suficientes
de un nuevo
pacto:
no
de la letra,
mas
del espíritu;
porque
la
letra
mata,
mas
el
espíritu
vivifica.
7
Y
si
el
ministerio
de muerte
en
la letra
grabado
en
piedras,
fué
con
gloria,
tanto
que los
hijos
de Israel
no
pudiesen
poner los ojos
en
la
faz
de Moisés
á causa
de la
gloria
de su
rostro,
la
cual había de perecer,
8
¿Cómo
no
será
más
bien con
gloria
el
ministerio
del
espíritu?
9
Porque
si
el
ministerio
de condenación
fué
con
gloria,
mucho
más
abundará
en
gloria
el
ministerio
de justicia.
10
Porque
aun
lo
que fué glorioso,
no es glorioso
en
esta
parte,
en
comparación
de la
excelente
gloria.
11
Porque
si
lo
que perece
tuvo
gloria,
mucho
más
será
en gloria
lo
que permanece.
12
Así que,
teniendo
tal
esperanza,
hablamos
con mucha
confianza;
13
Y
no
como
Moisés,
que
ponía
un velo
sobre
su
faz,
para que
los
hijos
de Israel
no
pusiesen los
ojos en
el
fin
de lo que
había de ser abolido.
14
Empero
los
sentidos
de ellos
se embotaron;
porque
hasta
el día de hoy
les
queda
el
mismo velo
no
descubierto
en
la lección
del
antiguo
testamento,
el cual
por
Cristo
es quitado.
15
Y aun
hasta
el día de hoy,
cuando
Moisés
es leído,
el velo
está puesto
sobre
el
corazón
de ellos.
16
Mas
cuando
se convirtieren
al
Señor,
el
velo
se quitará.
17
Porque
el
Señor
es
el
Espíritu;
y
donde
hay el
Espíritu
del Señor,
allí
hay libertad.
18
Por tanto,
nosotros
todos,
mirando á cara
descubierta
como en un espejo
la
gloria
del Señor,
somos transformados
de
gloria
en
gloria
en
la
misma
semejanza, como
por el Espíritu
del
Señor.
Reina-Valera 1909 con números de Strong. Cortesía de Rubén Gómez. Utilizado con permiso.
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