Reina Valera Gómez 1«Oración de David» Inclina, oh Jehová, tu oído, y óyeme; porque estoy afligido y menesteroso. 2Guarda mi alma, porque soy piadoso: Salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía. 3Ten misericordia de mí, oh Jehová; porque a ti clamo todo el día. 4Alegra el alma de tu siervo; porque a ti, oh Señor, levanto mi alma. 5Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan. 6Escucha, oh Jehová, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos. 7En el día de mi angustia te llamaré; porque tú me respondes. 8Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni hay obras que igualen tus obras. 9Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, oh Señor; y glorificarán tu nombre. 10Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas: Sólo tú eres Dios. 11Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; consolida mi corazón para que tema tu nombre. 12Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón; y glorificaré tu nombre para siempre. 13Porque tu misericordia es grande para conmigo; y has librado mi alma del más profundo infierno. 14Oh Dios, soberbios se levantaron contra mí, y conspiración de hombres violentos ha buscado mi alma, y no te pusieron delante de sí. 15Mas tú, Señor, eres Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad; 16Mírame, y ten misericordia de mí; da tu fortaleza a tu siervo, y guarda al hijo de tu sierva. 17Haz conmigo señal para bien, y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados; porque tú, Jehová, me ayudaste, y me consolaste. |