Reina Valera Gómez 1Y reasumió Job su discurso, y dijo: 2Vive Dios, el cual ha quitado mi derecho, y el Omnipotente, que amargó el alma mía; 3Que todo el tiempo que mi alma esté en mí, y haya hálito de Dios en mis narices, 4mis labios no hablarán iniquidad, ni mi lengua pronunciará engaño. 5Nunca tal acontezca que yo os justifique; hasta que muera no quitaré de mí mi integridad. 6Mi justicia tengo asida, y no la cederé: No me reprochará mi corazón en el tiempo de mi vida. 7Sea como el impío mi enemigo, y como el inicuo mi adversario. 8Porque ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado, cuando Dios requiera su alma? 9¿Oirá Dios su clamor cuando la tribulación sobre él viniere? 10¿Se deleitará en el Omnipotente? ¿Invocará a Dios en todo tiempo? 11Yo os enseñaré por la mano de Dios; no esconderé lo que hay para con el Omnipotente. 12He aquí que todos vosotros lo habéis visto: ¿Por qué, pues, os hacéis enteramente vanos? 13Ésta es para con Dios la porción del impío, y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente. 14Si sus hijos fueren multiplicados, lo serán para la espada, y sus pequeños no se saciarán de pan; 15los que de él quedaren, en muerte serán sepultados; y no llorarán sus viudas. 16Aunque amontone plata como polvo, y prepare ropa como el barro; 17él la preparará, pero el justo se vestirá de ella, y el inocente repartirá la plata. 18Edifica su casa como la polilla, y como la cabaña que hace el guarda. 19El rico se acostará, mas no será recogido; abrirá sus ojos, y ya no será. 20Se apoderarán de él terrores como aguas; torbellino lo arrebatará de noche. 21El viento solano lo levanta, y se va; y tempestad lo arrebatará de su lugar. 22Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará; hará él por huir de su mano. 23Batirán sus manos sobre él, y desde su lugar le silbarán. |