Reina Valera Gómez 1Respondió entonces Zofar el naamatita, y dijo: 2Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro. 3La reprensión de mi censura he oído, y me hace responder el espíritu de mi inteligencia. 4¿No sabes esto, que desde la antigüedad, desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra; 5que la alegría de los impíos es breve, y el gozo del hipócrita sólo por un momento? 6Aunque subiere su altivez hasta el cielo, y su cabeza tocare en las nubes, 7como su estiércol perecerá para siempre; los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él? 8Como sueño volará, y no será hallado; y se disipará como visión nocturna. 9El ojo que le vio, nunca más le verá; ni su lugar le contemplará ya más. 10Sus hijos buscarán el favor de los pobres; y sus manos devolverán lo que él robó. 11Sus huesos están llenos del pecado de su juventud, yacerán con él en el polvo. 12Si el mal se endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua; 13si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía en su paladar; 14su comida se mudará en sus entrañas, hiel de áspides será dentro de él. 15Devoró riquezas, mas las vomitará; de su vientre las sacará Dios. 16Veneno de áspides chupará; lo matará lengua de víbora. 17No verá los arroyos, los ríos, los torrentes de miel y de leche. 18Restituirá el trabajo conforme a los bienes que tomó; según su sustancia será la restitución, y no se gozará en ello. 19Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, y robó casas que él no edificó. 20Por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre, ni salvará nada de lo que codiciaba. 21No quedó nada que no comiese; por tanto, su bien no será duradero. 22En la plenitud de su prosperidad, tendrá estrechez; la mano de todos los malvados vendrá sobre él. 23Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida. 24Huirá de las armas de hierro, pero el arco de acero le atravesará. 25Saldrá la saeta por su espalda, relumbrante saldrá por su hiel; sobre él vendrán terrores. 26Todas las tinieblas estarán guardadas en sus lugares secretos; fuego no atizado lo devorará, y consumirá al que quede en su tienda. 27Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él. 28Los frutos de su casa serán trasportados; serán esparcidos en el día de su furor. 29Ésta es la porción de Dios para el hombre impío, y la herencia que Dios le ha señalado. |