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Miqueas 7
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Reina-Valera 1909 con números de Strong
1
¡AY
de mí! que he venido á ser como cuando han cogido los frutos
del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia,
que
no
queda
racimo
para comer;
mi alma
deseó
primeros frutos.
2
Faltó
el misericordioso
de
la tierra,
y ninguno
hay recto
entre los hombres:
todos
acechan
á la sangre;
cada cual
arma red
á su hermano.
3
Para
completar la maldad
con sus manos,
el príncipe
demanda,
y el juez
juzga
por recompensa;
y el grande
habla
el antojo
de su
alma,
y lo
confirman.
4
El mejor
de ellos es como el cambrón;
el más recto,
como
zarzal:
el día
de tus atalayas,
tu visitación,
viene;
ahora será
su confusión.
5
No
creáis
en amigo,
ni
confiéis
en príncipe:
de la que duerme
á tu lado,
guarda, no
abras
tu boca.
6
Porque
el hijo
deshonra
al padre,
la hija
se levanta
contra la madre,
la nuera
contra su suegra:
y los enemigos
del hombre
son los
de su casa.
7
Yo
empero á Jehová
esperaré,
esperaré
al Dios
de mi
salud:
el Dios
mío
me
oirá.
8
Tú, enemiga mía,
no te
huelgues de mí: porque
aunque caí,
he de levantarme; aunque
more
en tinieblas,
Jehová
será mi luz.
9
La ira
de Jehová
soportaré,
porque
pequé
contra él, hasta
que
juzgue
mi causa
y haga
mi juicio;
él me sacará
á luz;
veré
su justicia.
10
Y mi enemiga
verá,
y la cubrirá
vergüenza:
la que me
decía:
¿Dónde
está Jehová
tu Dios?
Mis ojos
la verán;
ahora
será
hollada
como lodo
de las calles.
11
El día
en que se edificarán
tus muros,
aquel día
será alejado
el mandamiento.
12
En ese
día
vendrán
hasta
ti desde
Asiria
y las ciudades
fuertes,
y desde
las ciudades fuertes
hasta
el Río,
y de
mar
á mar,
y de
monte
á monte.
13
Y la tierra
con sus moradores
será
asolada
por el fruto
de sus obras.
14
Apacienta
tu pueblo
con tu cayado,
el rebaño
de tu heredad,
que mora
solo
en la montaña,
en medio del Carmelo:
pazcan
en Basán
y Galaad,
como en el tiempo
pasado.
15
Yo les mostraré
maravillas
como el día
que saliste
de Egipto.
16
Las gentes
verán,
y se avergonzarán
de todas sus valentías; pondrán
la mano
sobre
su boca,
ensordecerán
sus oídos.
17
Lamerán
el polvo
como la culebra;
como las serpientes
de la tierra,
temblarán
en
sus encierros:
despavorirse
han de
Jehová
nuestro
Dios,
y temerán
de
ti.
18
¿Qué
Dios
como tú, que perdonas la maldad,
y olvidas
el pecado
del resto
de su
heredad?
No
retuvo
para siempre
su
enojo,
porque
es amador
de misericordia.
19
El tornará, él tendrá misericordia
de nosotros;
él sujetará
nuestras
iniquidades,
y echará
en los profundos de la mar
todos
nuestros pecados.
20
Otorgarás á Jacob
la verdad,
y á Abraham
la misericordia,
que
tú juraste
á nuestros
padres
desde tiempos
antiguos.
Reina-Valera 1909 con números de Strong. Cortesía de Rubén Gómez. Utilizado con permiso.
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