Reina Valera Gómez 1Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo.
2Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa,
3para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. 4Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. 5Siervos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo. 6No sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres; sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios de corazón. 7Sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no a los hombres; 8sabiendo que el bien que cada uno hiciere, esto recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. 9Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que vuestro Señor también está en el cielo; y para Él no hay acepción de personas. 10Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fortaleza. 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo; 12porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra malicias espirituales en las alturas. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la coraza de justicia; 15y calzados vuestros pies con el apresto del evangelio de paz. 16Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno; 17y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19y por mí, para que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio; 20por el cual soy embajador en cadenas; para que en ellas hable osadamente, como debo hablar. 21Y para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago; todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor, 22el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones. 23Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios el Padre, y del Señor Jesucristo. 24La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo en sinceridad. Amén. (A los efesios escrita desde Roma, enviada con Tíquico.) |