Salmos 48:5
Ellos la vieron y quedaron pasmados; se aterrorizaron y huyeron alarmados.
48:1-7 Jerusalén es la ciudad de nuestro Dios: ninguno en la tierra le rinde el debido honor a excepción de los ciudadanos de la Jerusalén espiritual. Feliz el reino, la ciudad, la familia, el corazón, en el que Dios es grande, en la que él es todo. Allí Dios se conoce. Los descubrimientos más claras se hacen para nosotros del Señor y su grandeza, más se espera que debemos abundar en sus alabanzas. La tierra es, por el pecado, cubierto con deformidad, precisamente por ello, puede que parte del terreno, que se embellece con la santidad, se llama el gozo de toda la tierra; lo que todo el mundo tiene que alegrarse de que Dios sería así en muy hecho morar con el hombre sobre la tierra. Los reyes de la tierra se espantaron de él. Nada en la naturaleza puede representar más bien coordinado, el derrocamiento del paganismo por el Espíritu del Evangelio, de los restos del naufragio de una flota en una tormenta. Ambos son por el gran poder del Señor.

Salmos 48 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

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Salmos 48:4
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