Salmos 61:1
Oye, oh Dios, mi clamor; atiende a mi oración.
61:1-4 David comienza con oraciones y lágrimas, pero termina con alabanza. Así el alma, que se levantó en manos de Dios, vuelve a disfrutar del mismo. Dondequiera que estemos, tenemos libertad para acercarnos a Dios, y hallar un camino abierto al trono de la gracia. Y lo que nos separa de otras comodidades, debería llevarnos más cerca de Dios, fuente de todo consuelo. Aunque el corazón está abrumado, sin embargo, puede ser levantado a Dios en oración. No, voy a llorar a ti, por que eso significa que contará con el apoyo y alivio. Weeping debe acelerar la oración, y no amortiguar él. El poder y la promesa de Dios son una roca que es más alta de lo que somos. Esta roca es Cristo. Por la misericordia divina, como en una roca, David deseaba descansar su alma; pero era como un marinero náufragos, expuesta a las olas en la parte inferior de una roca muy alta para él para subir sin ayuda. David descubrió que no podía fijarse en la Roca de la salvación, a menos que el Señor lo puso sobre ella. Como no existe la seguridad en él, y ninguno en nosotros mismos, oremos para ser llevado hacia y fijos en Cristo nuestra Roca. El servicio de Dios será su trabajo constante y de negocios: todos deben hacerlo de modo que esperan encontrar a Dios su refugio, y torre fuerte. La gracia de Dios será su consuelo constante.

Salmos 61 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

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Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, //www.lockman.org. Usadas con permiso.
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