Hebreos 8
Comentario de Matthew Henry
8:1-6 La sustancia, o un resumen, de lo que se había declarado era que los cristianos tenían un Sumo Sacerdote, como que necesitaban. Él tomó sobre sí la naturaleza humana, apareció en la tierra, y no dio a sí mismo como sacrificio a Dios por los pecados de su pueblo. No hay que atreverse a acercarse a Dios, o para presentar cualquier cosa a él, sino en Cristo y por Cristo, dependiendo de sus méritos y mediación; de que somos aceptados sólo en el Amado. En toda obediencia y adoración, debemos mantenernos cerca de la palabra de Dios, que es el único y perfecto estándar. Cristo es la sustancia y el fin de la ley de la justicia. Pero el pacto se hace referencia aquí, fue que hizo con Israel como nación, asegurando beneficios temporales a ellos. Las promesas de todas las bendiciones espirituales, y de la vida eterna, revelada en el evangelio, y se aseguró a través de Cristo, son de valor infinitamente mayor. Vamos a bendecir a Dios que tenemos un Sumo Sacerdote que se adapte a nuestra situación de indefensión.

8:7-13 La excelencia superior del sacerdocio de Cristo, por encima de la de Aarón, se muestra a partir de ese pacto de la gracia, de la cual Cristo fue Mediador. La ley no sólo hizo que todo ello sujeto a la misma, susceptible de ser condenado por la culpa del pecado, sino que también fue capaz de quitar ese sentimiento de culpa, y claro la conciencia del sentido y el terror de la misma. Considerando que, mediante la sangre de Cristo, no se proporcionó una completa remisión de los pecados, para que Dios no los recuerdo más. Dios una vez escribió sus leyes a su pueblo, ahora escribirá sus leyes en ellos; él les dará entendimiento para conocer y dar crédito a sus leyes; les dará recuerdos para mantenerlas; les dará corazones al amor de ellos, el coraje de profesar ellos, y poder ponerlos en práctica. Este es el fundamento del pacto; y cuando esto se presenta, el deber se hará con prudencia, sinceridad, fácilmente, fácilmente, con decisión, constantemente, y con comodidad. Una efusión abundante del Espíritu de Dios va a hacer el ministerio del Evangelio de modo eficaz, que ha de haber un aumento fuerte y difusión del conocimiento cristiano en personas de todas las clases. ¡Oh, que esta promesa se ​​cumpliera en nuestros días, que la mano de Dios sea con sus ministros para que grandes números pueden creer, y se convirtió al Señor! El perdón del pecado siempre se encontrará a acompañar al verdadero conocimiento de Dios. Note la franqueza de este perdón; su plenitud; su fijeza. Esta misericordia que perdona está conectado con todos los demás misericordias espirituales: el pecado no perdonado dificulta la misericordia, y se baja los juicios; pero el perdón del pecado impide el juicio, y se abre una gran puerta a todas las bendiciones espirituales. Busquemos si se nos enseña por el Espíritu Santo a conocer a Cristo, así como en integridad al amor, el miedo, la confianza, y le obedecen. Todas las vanidades del mundo, privilegios externos, o meras nociones de la religión, que pronto acabará, y dejar a los que confían en ellos miserable para siempre.

Comentario de Matthew Henry [1706], traducido del Inglés

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Hebrews 7
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