Mateo 26:40
Vino entonces a los discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Conque no pudisteis velar una hora conmigo?
26:36-46 El que hizo expiación por los pecados de la humanidad, se sometió en un jardín del sufrimiento, a la voluntad de Dios, de la que el hombre se había rebelado en un jardín del placer. Cristo llevó con él en esa parte del jardín donde sufrió su agonía, sólo los que habían sido testigos de su gloria en su transfiguración. Esos son mejor preparados para sufrir con Cristo, el cual tiene por fe contemplado su gloria. Las palabras usadas denotan más todo el abatimiento, el asombro, la angustia y el horror de la mente; el estado de uno rodeado de penas, abrumado por las miserias, y casi devorada por el terror y la consternación. Ahora comenzó a entristecerse, y nunca dejó de ser así, hasta que dijo: Consumado es. Rezó para que, si es posible, la copa pasara de él. Pero también mostró su perfecta disposición para soportar la carga de sus sufrimientos; que estaba dispuesto a someterse a todos por nuestra redención y salvación. De acuerdo con este ejemplo de Cristo, debemos beber de la copa amarga que Dios pone en nuestras manos; aunque la lucha de la naturaleza, se debe presentar. Debería ser más de nuestro cuidado para obtener Problemas santificados, y nuestro corazón satisfecho en virtud de ellos, que para conseguir que los llevaron. Es bueno para nosotros que nuestra salvación está en la mano de alguien que no se adormece ni duerme. Todos son tentados, pero deberíamos ser mucho miedo de entrar en tentación. Para ser asegurado de esto, debemos velar y orar, y buscar continuamente al Señor para celebrar con nosotros hasta que podamos estar a salvo. Sin duda, nuestro Señor tenía una visión clara y completa de los sufrimientos que habría de soportar, sin embargo, él habló con la mayor calma hasta este momento. Cristo fue un fiador, quien se comprometió a responder por nuestros pecados. Por consiguiente, él fue hecho pecado por nosotros, y sufrió por nuestros pecados, el justo por los injustos; y la Escritura atribuye sus sufrimientos más pesadas a la mano de Dios. Él tenía pleno conocimiento de la maldad infinita del pecado, y de la inmensa extensión de que la culpa de que él era para expiar; con tremendas vistas de la justicia divina y la santidad, y el castigo merecido por los pecados de los hombres, como ninguna lengua puede expresar, o la mente concebir. Al mismo tiempo, Cristo padeció siendo tentado; probablemente horribles pensamientos fueron sugeridas por Satanás que tendía a la tristeza y toda conclusión terrible: éstos serían los más difíciles de soportar de su perfecta santidad. ¿Y la carga de la culpa imputada por lo agobian el alma de aquel de quien se dice, Él sostiene a todas las cosas con la palabra de su poder? en lo que la miseria debe entonces los lavamanos cuyos pecados son dejados sobre su propia cabeza! ¿Cómo harán los escapar que descuidan una salvación tan grande?

Mateo 26 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

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