Colosenses 3:8
Pero ahora desechad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, lenguaje soez de vuestra boca.
3:5-11 Es nuestro deber para mortificar nuestros miembros que inclinan a las cosas del mundo. Haced morir, matarlos, suprimirlos, como las malas hierbas ni a los gusanos que se propagan y destruyen todo acerca de ellos. Continua oposición debe hacerse a todos los funcionamientos corruptos, y ninguna disposición hecha para indulgencias carnales. Ocasiones de pecado deben ser evitados: los deseos de la carne, y el amor al mundo; y avaricia, que es idolatría; amor del bien presente, y de goces externos. Es necesario mortificar pecados, porque si no los matamos, nos matarán. El evangelio cambia las, así como las facultades inferiores superiores del alma, y es compatible con la regla de la recta razón y conciencia, sobre el apetito y la pasión. Ahora no hay diferencia de un país, o de las condiciones y circunstancias de la vida. Es el deber de cada uno para ser santo, porque Cristo es todo de un cristiano, su único Señor y Salvador, y toda su esperanza y felicidad.

Colosenses 3 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

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Colosenses 3:7
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