Hechos 3:2
Y había un hombre, cojo desde su nacimiento, al que llevaban y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo.
3:1-11 Los apóstoles y los primeros creyentes asistieron a la adoración en el templo, a las horas de oración. Pedro y Juan parecen haber sido llevado por un sentido divino, a obrar un milagro en un hombre de más de cuarenta años, que había sido cojo desde su nacimiento. Pedro, en el nombre de Jesús de Nazaret, le ordenó que levántate y anda. Por lo tanto, si queremos intentar buen propósito de la curación de las almas de los hombres, tenemos que ir adelante en el nombre y poder de Jesucristo, pidiendo a los pecadores desvalidos a levantarse y andar en el camino de santidad, por la fe en él. Cuán dulce el pensamiento de nuestras almas, que, con respecto a todas las facultades lisiados de nuestra naturaleza caída, el nombre de Jesucristo de Nazaret, nos puede hacer todo! ¡Con qué gozo santo y el éxtasis se nos pise los tribunales santos, cuando Dios el Espíritu nos hace entrar en él por su fuerza!

Hechos 3 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

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Hechos 3:1
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