1 Juan 3:6
Todo el que permanece en El, no peca; todo el que peca, ni le ha visto ni le ha conocido.
3:3-10 Los hijos de Dios saben que su Señor es muy limpio de ojos para permitir que cualquier cosa impía e impura para morar con él. Es la esperanza de los hipócritas, no de los hijos de Dios, que hace provisión para gratificar los deseos impuros y deseos. Que seamos seguidores de él como sus queridos hijos, por lo tanto mostrar nuestro sentido de la misericordia inefable, y expresar que obediente agradecidos humilde mente, lo que nos convierte. El pecado es el rechazar la ley divina. En él, es decir, en Cristo, no había pecado. Todas las debilidades sin pecado que eran consecuencias de la caída, tomó; es decir, todos esos achaques de la mente o el cuerpo que sujeta el hombre al sufrimiento, y lo exponga a la tentación. Pero nuestras flaquezas morales, nuestra inclinación al pecado, que no tenían. El que permanece en Cristo, no continúa en la práctica del pecado. Renunciando pecado es la gran prueba de la unión espiritual con, permanencia en, y conocimiento salvador del Señor Jesucristo. Tenga cuidado con las auto-engaño. El que hace justicia es justo, y ser un seguidor de Cristo, muestra un interés por la fe en su obediencia y sufrimientos. Pero un hombre no puede actuar como el diablo, y al mismo tiempo ser un discípulo de Cristo Jesús. No nos servimos o disfrutar lo que el Hijo de Dios vino a destruir. Nacer de Dios ha de ser interiormente renovados por el poder del Espíritu de Dios. Renovando la gracia es un principio permanente. La religión no es un arte, una cuestión de destreza y habilidad, pero una nueva naturaleza. Y la persona regenerada no puede pecar como lo hizo antes de nacer de Dios, y como los demás que no han nacido de nuevo. No es que la luz en su mente, que le muestra el mal y la maldad del pecado. No es que el sesgo sobre su corazón, el cual dispone que él detesta y aborrece el pecado. Existe el principio espiritual que se opone a los actos pecaminosos. Y no es el arrepentimiento por el pecado, si se cometen. Va en contra de él para pecar con premeditación. Los hijos de Dios y los hijos del diablo tienen sus personajes distintos. La simiente de la serpiente son conocidos por el abandono de la religión, y por sus odiar a los cristianos verdaderos. El solamente es justo delante de Dios, como un creyente justificado, que se enseña y se dispone a la justicia por el Espíritu Santo. En esto, los hijos de Dios son evidentes, y los hijos del diablo. Que todos los profesores del evangelio poner estas verdades en el corazón, y tratar a sí mismos por ellos.

1 Juan 3 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

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1 Juan 3:5
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