Biblia Jubileo 2000 1Así dijo el SEÑOR: Por tres pecados de Moab, y por el cuarto, no la convertiré; porque quemó los huesos del rey de Idumea hasta tornarlos en cal. 2Y meteré fuego en Moab, y consumirá los palacios de Queriot; y morirá Moab en alboroto, en gritos y sonido de shofar. 3Y quitaré el juez de en medio de él, y mataré con él a todos sus príncipes, dijo el SEÑOR. 4Así dijo el SEÑOR: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no la convertiré; porque menospreciaron la ley del SEÑOR, y no guardaron sus ordenanzas; y sus mentiras los hicieron errar, en pos de las cuales anduvieron sus padres. 5Y meteré fuego en Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén. 6Así dijo el SEÑOR: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no la convertiré; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos. 7Que anhelan porque haya un polvo de tierra sobre la cabeza de los pobres, y tuercen el camino de los humildes; y el hombre y su padre entraron a la misma joven, profanando mi santo Nombre. 8Y sobre las ropas empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y el vino de los penados beben en la casa de sus dioses. 9Y yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como un alcornoque; y destruí su fruto arriba, y sus raíces abajo. 10Y yo os hice a vosotros subir de la tierra de Egipto, y os traje por el desierto cuarenta años, para que poseyerais la tierra del amorreo. 11Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fueran nazareos. ¿No es esto así, hijos de Israel dijo el SEÑOR? 12Mas vosotros disteis de beber vino a los nazareos; y a los profetas mandasteis, diciendo: No profeticéis. 13Pues he aquí, yo os apretaré en vuestro lugar, como se aprieta el carro lleno de haces; 14y la huida perecerá del ligero, y el fuerte no esforzará su fuerza, ni el valiente librará su alma; 15Y el que toma el arco no estará en pie, ni escapará el ligero de pies, ni el que cabalga en caballo salvará su vida. 16El esforzado entre esforzados huirá desnudo aquel día, dijo el SEÑOR. |