Mateo 1
Comentario de Matthew Henry
1:1-17 En cuanto a esta genealogía de nuestro Salvador, observar la intención principal. No es una genealogía innecesaria. No es un solo vano glorioso, como los de los grandes hombres a menudo son. Esto demuestra que nuestro Señor Jesús es de la nación y de la familia de la que el Mesías iba a surgir. La promesa de la bendición fue hecha a Abraham ya su descendencia; del dominio, a David ya su descendencia. Se prometió a Abraham que Cristo descienda de él, Ge 12:03; 22:18; ya David que debía descender de él, 2 Samuel 7:12; Salmo 89:3, etc.; 132:11; y, por lo tanto, a menos que Jesús es hijo de David, y un hijo de Abraham, él no es el Mesías. Ahora bien, esto está aquí resultó de los registros conocidos. Cuando el Hijo de Dios tuvo que tomar nuestra naturaleza, se acercó a nosotros, en nuestra condición caída y miserable; pero estaba perfectamente libre de pecado: y mientras leemos los nombres en su genealogía, no debemos olvidar lo bajo al Señor de gloria se rebajó a salvar a la raza humana.

1:18-25 Echemos un vistazo a las circunstancias en que el Hijo de Dios entró en este mundo inferior, hasta que aprendamos a despreciar los vanos honores de este mundo, en comparación con la piedad y la santidad. El misterio del hombre convirtiéndose de Cristo ha de ser adorado, no preguntó con curiosidad. Fue así que ordenó que Cristo participan de nuestra naturaleza, sin embargo, que debe ser limpio de la corrupción del pecado original, que ha sido comunicado a toda la raza de Adán. Observar, es el reflexivo, no los irreflexivos, a quien Dios le guiará. El tiempo de Dios para venir con instrucciones para su pueblo, es cuando se encuentran en una pérdida. Comodidades divinos más deleitan el alma cuando está bajo la presión de los pensamientos perplejos. Joseph se le dice que María diese el Salvador del mundo. Tenía que ponerle por nombre Jesús, un Salvador. Jesús es el mismo nombre con Joshua. Y la razón de este nombre es claro, por aquellos a quienes Cristo salva, salva de sus pecados; de la culpa del pecado por el mérito de su muerte, y del poder del pecado por el Espíritu de su gracia. Al salvar del pecado, que los salva de la ira y de la maldición, y toda la miseria, aquí y allá. Cristo vino a salvar a su pueblo, no en sus pecados, sino de sus pecados; y así para redimirlos de entre los hombres, para él, que está separado de los pecadores. José hizo como el ángel del Señor le había mandado, rápidamente, sin demora, y alegremente, sin disputa. Mediante la aplicación de las normas generales de la palabra escrita, hay que tomar en todas las etapas de nuestra vida, en particular de las grandes vueltas de ellos la dirección de Dios, y nos encontraremos este seguro y cómodo.

Comentario de Matthew Henry [1706], traducido del Inglés

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Malachi 4
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