Eclesiastés 2:22
Pues, ¿qué recibe el hombre de todo su trabajo y del esfuerzo de su corazón con que se afana bajo el sol?
2:18-26 Nuestros corazones están muy poco dispuestos a renunciar a sus expectativas de grandes cosas de la criatura; pero Salomón vino a este largo y tendido. El mundo es un valle de lágrimas, incluso para aquellos que tienen gran parte de ella. Vea lo tontos que son, que se dieron a ganapanes al mundo, que ofrece nada servirá al hombre mejor que la subsistencia para el cuerpo. Y el máximo que puede alcanzar a este respecto es permitir a sí mismo, el uso alegre sobrio de los mismos, de acuerdo a su rango y condición. Pero hay que disfrutar de la buena en nuestro trabajo; debemos usar esas cosas para hacernos diligentes y alegre en los negocios mundanos. Y este es el regalo de Dios. Las riquezas son una bendición o una maldición para el hombre, de acuerdo con lo que tiene, o no tiene, un corazón para hacer un buen uso de ellos. Para aquellos que son aceptados de Jehová, que da alegría y satisfacción en el conocimiento y amor de él. Pero al pecador le asigna el trabajo, la tristeza, la vanidad y aflicción, en la búsqueda de una parte mundana, que aún después entra en mejores manos. Que el pecador considere seriamente su vejez. Para buscar una parte duradera en el amor de Cristo y las bendiciones que otorga, es la única manera de disfrutar la verdadera y satisfactoria, incluso de este mundo presente.

Eclesiastés 2 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

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