Deuteronomio 26:11
Y te alegrarás, tú y también el levita y el forastero que está en medio de ti, por todo el bien que el SEÑOR tu Dios te ha dado a ti y a tu casa.
26:1-11 Cuando Dios hizo buenas sus promesas a nosotros, espera que deberíamos poseer al honor de su fidelidad. Y nuestras comodidades son doblemente dulce, cuando vemos que fluye de la fuente de la promesa. La persona que ofreció sus primeros frutos, se debe recordar y poseer el origen medio de esa nación, de la que era miembro. Un Siro á punto de perecer fue mi padre. Jacob se llama aquí un sirio. Su nación está en su infancia vivió en Egipto como extraños, servían como esclavos. Eran unos pobres despreciados, personas oprimidas en Egipto; y aunque llegar a ser rico y grande, no tenía motivos para estar orgulloso, seguro, u olvidadizo de Dios. Se debe reconocer por suerte la gran bondad de Dios para Israel. La comodidad que tenemos en nuestros propios goces, debería conducir que seamos agradecidos por nuestra participación en la paz pública y la abundancia; y con los actuales misericordias debemos bendecir al Señor por los antiguos misericordias que recordamos, y las misericordias más que esperamos y esperamos para. Se debe ofrecer su canasta de las primicias. Cualquiera que sea algo bueno que Dios nos da, es su voluntad que hacemos un uso más cómodo que podemos de ella, trazando las corrientes a la Fuente de todo consuelo.

Deuteronomio 26 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés

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Deuteronomio 26:10
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