Reina Valera Gómez 1Y me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.
2Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí, y me afirmó sobre mis pies, y oía al que me hablaba.
3Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gente rebelde que se ha rebelado contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.
4Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así dice Jehová el Señor.
5Y ya sea que ellos escuchen; o dejen de escuchar (porque son una casa rebelde), siempre sabrán que hubo profeta entre ellos.
6Y tú, hijo de hombre, no temas de ellos, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinas, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.
7Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes. 8Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas tú rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy. 9Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro. 10Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él endechas, lamentaciones y ayes. |