La Biblia de las Américas Zaqueo 1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, pasaba por la ciudad. 2 Y un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de impuestos y era rico, 3 trataba de ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, ya que él era de pequeña estatura. 4 Y corriendo delante, se subió a un sicómoro para verle, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa. 6 Entonces él se apresuró a descender y le recibió con gozo. 7 Y al ver esto, todos murmuraban, diciendo: Ha ido a hospedarse con un hombre pecador. 8 Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado. 9 Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa, ya que él también es hijo de Abraham; 10 porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido. Parábola de las minas 11 Estando ellos oyendo estas cosas, continuando Jesús, dijo una parábola, porque El estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro. 12 Por eso dijo: Cierto hombre de familia noble fue a un país lejano a recibir un reino para sí y después volver. 13 Y llamando a diez de sus siervos, les dio diez minas y les dijo: ``Negociad con esto hasta que yo regrese. 14 Pero sus ciudadanos lo odiaban, y enviaron una delegación tras él, diciendo: ``No queremos que éste reine sobre nosotros. 15 Y sucedió que al regresar él, después de haber recibido el reino, mandó llamar a su presencia a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que habían ganado negociando. 16 Y se presentó el primero, diciendo: ``Señor, tu mina ha producido diez minas más. 17 Y él le dijo: ``Bien hecho, buen siervo, puesto que has sido fiel en lo muy poco, ten autoridad sobre diez ciudades. 18 Entonces vino el segundo, diciendo: ``Tu mina, señor, ha producido cinco minas. 19 Y dijo también a éste: ``Y tú vas a estar sobre cinco ciudades. 20 Y vino otro, diciendo: ``Señor, aquí está tu mina, que he tenido guardada en un pañuelo; 21 pues te tenía miedo, porque eres un hombre exigente, que recoges lo que no depositaste y siegas lo que no sembraste. 22 El le contestó: ``Siervo inútil, por tus propias palabras te voy a juzgar. ¿Sabías que yo soy un hombre exigente, que recojo lo que no deposité y siego lo que no sembré? 23 ``Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco, y al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? 24 Y dijo a los que estaban presentes: ``Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas. 25 Y ellos le dijeron: ``Señor, él ya tiene diez minas. 26 Os digo, que a cualquiera que tiene, más le será dado, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 27 Pero a estos mis enemigos, que no querían que reinara sobre ellos, traedlos acá y matadlos delante de mí. La entrada triunfal 28 Habiendo dicho esto, iba delante, subiendo hacia Jerusalén. 29 Y aconteció que cuando se acercó a Betfagé y a Betania, cerca del monte que se llama de los Olivos, envió a dos de los discípulos, 30 diciendo: Id a la aldea que está enfrente, en la cual, al entrar, encontraréis un pollino atado sobre el cual nunca se ha montado nadie; desatadlo y traedlo. 31 Y si alguien os pregunta: ``¿Por qué lo desatáis?, de esta manera hablaréis: ``Porque el Señor lo necesita. 32 Entonces los enviados fueron y lo encontraron como El les había dicho. 33 Mientras desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? 34 Y ellos respondieron: Porque el Señor lo necesita. 35 Y lo trajeron a Jesús, y echando sus mantos sobre el pollino, pusieron a Jesús sobre él. 36 Y mientras El iba avanzando, tendían sus mantos por el camino. 37 Cuando ya se acercaba, junto a la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, regocijándose, comenzó a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto, 38 diciendo: ¡BENDITO EL REY QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas! 39 Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. 40 Respondiendo El, dijo: Os digo que si éstos callan, las piedras clamarán. Jesús llora sobre Jerusalén 41 Cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ella, 42 diciendo: ¡Si tú también hubieras sabido en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. 43 Porque sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. 44 Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación. Jesús echa a los mercaderes del templo 45 Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, 46 diciéndoles: Escrito está: ``Y MI CASA SERA CASA DE ORACION, pero vosotros la habéis hecho CUEVA DE LADRONES. Jesús enseña en el templo 47 Y enseñaba diariamente en el templo, pero los principales sacerdotes, los escribas y los más prominentes del pueblo procuraban matarle; 48 y no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de El, escuchándole. Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, //www.lockman.org. Usadas con permiso. Bible Hub |