Comentario de Matthew Henry 41:1-4 El pueblo de Dios no están libres de la pobreza, la enfermedad o la aflicción hacia el exterior, pero el Señor tendrá en cuenta su caso, y enviar debido suministros. Desde el ejemplo de su Señor, el creyente aprende a considerar a sus hermanos pobres y afligidos. Esta rama de la piedad por lo general se ha recompensado con bendiciones temporales. Pero nada es tan angustiante para el creyente arrepentido, como el miedo o la sensación de descontento divino, o del pecado en su corazón. El pecado es la enfermedad del alma; misericordia y el perdón cura que, gracia renovadora lo sana, y por esta curación espiritual que debe ser más serio que para la salud del cuerpo. 41:5-13 Nos quejamos, y con razón, de la falta de sinceridad, y que apenas hay verdadera amistad que se encuentran entre los hombres; pero los días pasados no fueron mejores. Uno en particular, en quien David había depositado una gran confianza, participó con sus enemigos. Y no pensemos que es extraño, si recibimos el mal de aquellos que suponemos que seamos amigos. ¿No hemos nosotros mismos por lo tanto roto nuestras palabras hacia Dios? Comemos de su pan de cada día, sin embargo, elevamos el talón contra él. Pero aunque no podamos disfrutar de la caída de nuestros enemigos, podremos disfrutar de los que hacen vano sus diseños. Cuando somos capaces de discernir el favor del Señor en ninguna misericordia, personal o pública, que duplica. Si la gracia de Dios no tuvo un cuidado constante de nosotros, no debemos ser acogido. Pero nosotros, en tanto que en la tierra, dar sincero asentimiento a esas alabanzas que los redimidos en la tierra y en el cielo hacen a su Dios y Salvador.
Comentario de Matthew Henry [1706], traducido del Inglés Bible Hub |