Salmos 30
Comentario de Matthew Henry
30:1-5. Las grandes cosas el Señor ha hecho por nosotros, tanto por su providencia y por su gracia, nos unen en gratitud a hacer todo lo posible para hacer avanzar su reino entre los hombres, aunque lo más que podemos hacer es muy poco. Los santos de Dios en el cielo cantan a él; ¿por qué no deberían los de la tierra que hagan lo mismo? Ni una sola de las perfecciones de Dios todo lleva en ella más terror para los impíos, o más comodidad a los piadosos, de su santidad. Es una buena señal de que estamos en algunos partícipes medida de su santidad, si podemos regocijarnos de buena gana ante el recuerdo de ella. Nuestra felicidad está ligada en el favor divino; si tenemos que, tenemos suficiente, sea lo que queremos; pero siempre y cuando la ira de Dios continúa, siempre lloro de los santos continúa.

30:6-12 Cuando las cosas están bien con nosotros, somos muy propensos a pensar que siempre van a ser así. Cuando vemos a nuestro error, se hace que pensemos con vergüenza sobre nuestra seguridad carnal como nuestra locura. Si Dios esconde su rostro, un hombre bueno es problemático, aunque ninguna otra calamidad befal él. Pero si Dios, en sabiduría y justicia, a su vez, de nuestra parte, que será la mayor locura si nos alejamos de él. No; aprendamos a orar en la oscuridad. El espíritu santificado, que vuelve a Dios, alabarle, se siguen alabándolo; pero los servicios de la casa de Dios no pueden ser realizados por el polvo; no le puede alabar; no hay nada de ese dispositivo o que trabajan en la tumba, porque es la tierra de silencio. Pedimos rectitud a la vida, cuando lo hacemos, para que podamos vivir para alabarlo. A su debido tiempo, Dios entregó el salmista salir de sus problemas. Nuestra lengua es nuestra gloria, y nunca tanto como cuando se emplea en alabar a Dios. Él perseverar hasta el fin en la alabanza, con la esperanza de que en breve debe estar donde esta sería la obra eterna. Pero que todo se guarda de seguridad carnal. Ni hacia afuera la prosperidad, ni paz interior, aquí, está seguro y duradero. El Señor, en su favor, ha fijado la firma de seguridad del creyente como las montañas de raíces profundas, pero debe esperar para reunirse con tentaciones y aflicciones. Cuando crecemos descuidado, caemos en pecado, el Señor esconde su rostro, nuestras comodidades se inclinan, y los problemas nos asaltan.

Comentario de Matthew Henry [1706], traducido del Inglés

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Psalm 29
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