Levítico 9
Comentario de Matthew Henry
9:1-21 Estos muchos sacrificios, todas las cuales fueron abolidos por la muerte de Cristo, nos enseñan que nuestros mejores servicios necesitan lavado en su sangre, y que la culpa de nuestros mejores sacrificios que hay que hacer llevar por una más pura y más noble que ellos. Demos gracias de que tenemos tal sumo sacerdote. Los sacerdotes no tenían descanso de un día de servicio autorizados. Sacerdotes espirituales de Dios tienen un trabajo constante, que requiere el deber de cada día; los que renunciarían a su cuenta de alegría, deben redimir el tiempo. La gloria de Dios se apareció a los ojos de la gente, y es propiedad de lo que habían hecho. No estamos ahora a esperar que tales apariencias, pero Dios se acercará a los que acercará a él, y las ofrendas de fe son aceptables para él; aunque los sacrificios ser espiritual, las señales de la aceptación son espirituales lo mismo. Cuando Aarón había hecho todo lo que había que hacer los sacrificios, alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo. Aaron podía sino anhelar una bendición, solo Dios puede ordenarlo.

9:22-24 Cuando se terminó la solemnidad y la bendición pronunciada, Dios testificó su aceptación. No salió fuego de delante de Jehová, y consumió el sacrificio. Este fuego podría haber sujetado con justicia al pueblo, y los habéis consumido por sus pecados; pero su consumo de sacrificio significó la aceptación de la misma de Dios, como expiación por el pecador. Esto también fue una figura de las cosas buenas por venir. El Espíritu descendió sobre los apóstoles en el fuego. Y el descenso de este fuego sagrado en nuestras almas, para enciende en ellos afectos piadosos y devotos para con Dios, y un celo tan santa como quema la carne y los deseos de ella, es una cierta señal de aceptación de la gracia de Dios de nuestras personas y actuaciones. Nada va a Dios, pero lo que viene de él. Debemos tener la gracia, que el fuego santo, del Dios de la gracia, de lo que no podemos servir aceptablemente, Hebreos 12:28. Las personas se vieron afectadas con este descubrimiento de la gloria y de la gracia de Dios. Lo recibieron con la mayor alegría; triunfando en la seguridad de ellos dado que tenían a Dios cercanos a ellos. Y con la reverencia más bajo; adorando humildemente la majestad de ese Dios, que se dignó así a manifestarse a ellos. Ese es un miedo pecaminoso de Dios, que nos conduce a él; un miedo de gracia que nos hace inclinarnos ante él.

Comentario de Matthew Henry [1706], traducido del Inglés

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Leviticus 8
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